«Apúntame: 501»

Sé que no debería empezar por pedir perdón cuando quisiera dejar de dar explicaciones.

Nunca he tenido la valentía para hacer las cosas a medias,
no puedo contar la cantidad de golpes que me han pasado factura por ello.
Y aunque todos mis músculos me suplican que pare
tengo un ronroneo dentro que me impide darles tregua.

Mira, no estoy pidiendo perdón,
ni estoy poniendo excusas por mis apuestas,
hace tiempo que apuesto a ciegas y a sabiendas
de que hay curvas que acaban en precipicios
y precipicios que esconden una nueva carretera.

Tengo las manos llenas de metáforas y vacías de pertenencia,
sé que abundo en incoherencia pero lo cierto es que sigo soñando,
sigo creyendo en una noche de calma entre trece pesadillas
y ahora sé que no quiero dejar de creer
aunque a veces sienta el mundo haciendo fuerza para que me apague.

Así que no esperes a la tercera para vencerme
ni a oír un disparo para darte la vuelta:
he apostado mirándome a los ojos
y nunca había tenido las manos tan firmes.

«Apúntame: 501»